jueves, agosto 28, 2025

Atlixcáyotl y Juárez: bajo el agua, sobre millones

Las inundaciones alcanzaron hasta 90 centímetros de agua, con filas de autos atrapados y conductores rescatados por Protección Civil entre alcantarillas invisibles.

Otra vez la Atlixcáyotl.

Bastó una tarde de lluvia intensa para que el viernes pasado automovilistas quedaran atrapados, vehículos varados como botes sin remo, y el agua subiera casi al nivel de los ventanales del túnel deprimido.

La Vía Atlixcáyotl, una arteria metropolitana donde el pasado gobierno de Sergio Salomón Céspedes canalizó cientos de millones de pesos para modernizarla, volvió a mostrar que no hay drenaje que aguante si no hay planeación.

Tras las lluvias del 27 de junio, la vialidad exhibió sus grietas.

Las inundaciones alcanzaron hasta 90 centímetros de agua, con filas de autos atrapados y conductores rescatados por Protección Civil entre alcantarillas invisibles.

Justo antes de llegar a la caseta, los vehículos frenaron en seco.

Esta vía, reconfigurada con un viaducto y tres distribuidores (Periférico, Cúmulo de Virgo, Osa Mayor), tuvo una inversión oficial de 620 millones de pesos.

Antes, en noviembre de 2023, ya se habían inyectado 250 millones al plan de movilidad Atlixcáyotl, para reducir tiempos de traslado a 7 minutos.

Pero cuando llueve, esa supuesta modernidad queda sepultada y los errores de diseño flotan como escombros.

¿Dónde están los drenajes pluviales?

¿Quién calculó la capacidad hidráulica?

La visión de movilidad que presumía flujos eficientes, terminó varada en su propia charca.

Y no fue el único caso.

Apenas el sábado, la rotonda de la 19 Sur en la avenida Juárez también colapsó. Literal.

El adoquinado o pavimento cedió tras el aguacero.

Y eso que hace menos de un año —en septiembre de 2024— el ayuntamiento del entonces alcalde Adán Domínguez, presumió la entrega de una rehabilitación integral por 55 millones 700 mil pesos.

El proyecto incluyó nuevas guarniciones, cableado subterráneo, luminarias y la restauración de monumentos.

Pero bastó una tormenta para ver un mal trabajo en esa parte.

Inmediatamente videos en redes sociales lo señalaron

¿Otra vez?

¿Más millones hundidos?

¿Y la supervisión?

La retórica oficial, como siempre, se ampara en que “no hubo pérdidas humanas o lesionados”.

Pero no es consuelo para quienes vieron cómo se convertían en islotes sobre avenidas recién “modernizadas”.

Las acciones emergentes —desazolves, coladeras, operativos— son solo parches.

Aquí la lección es clara: no basta con embellecer avenidas si se omite lo esencial.

Un sistema urbano no puede colapsar ante lluvias, por muy fuertes que sean.

La Atlixcáyotl y la Juárez, dos símbolos de inversión pública reciente, quedaron empapadas de negligencia técnica.

El remedio es urgente: drenaje estructural real, coladeras amplias, monitoreo, limpieza constante y diseño con visión hidráulica.

De lo contrario, cada tormenta será otra postal del mismo desastre.

Si ve que llueve, huya de la Atlixcáyotl.

Y si pasa por la Juárez, mejor fíjese bien dónde pisa.

Tiempo al tiempo.

Jorge Castillo
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