“No son tiempos electorales, es tiempo de Puebla”.
Con esa frase, Pepe Chedraui marcó el tono de su primer informe de labores como alcalde de la capital y sepultó especulaciones.
Fue más que un mensaje de gobierno.
Fue una declaración de rumbo político y de equilibrio.
En una ciudad que hace apenas un año estaba hundida en el abandono y la confrontación, tenía que mandar el mensaje de certeza.
El Auditorio de la Reforma lució abarrotado.
No sólo por el público que acudió a escuchar su balance, sino por la presencia de la clase política poblana y nacional, un signo de respaldo y músculo pocas veces visto en un primer informe municipal.
Ahí estaban el senador Ricardo Monreal, quien hasta calificó a Pepe como revelación política. Ojo.
También lo arroparon legisladores federales, estatales, representantes diplomáticos y sobre todo, el gobernador Alejandro Armenta con gran parte de su gabinete.
Incluso el mandatario dejó claro que hoy existe armonía política como pocas veces se ha visto de los gobiernos de la capital y estatal.
Chedraui, disfrutó su día, habló con un tono sobrio, institucional, pero con contenido político.
Recordó haber recibido “una ciudad con enormes desafíos, calles deterioradas, servicios públicos rebasados y una administración que había perdido el rumbo”.
Pero también enfatizó que su gobierno “no podía esperar”, que era momento de poner orden, recuperar la confianza y trabajar bien y a la primera.
Su discurso no se quedó en lo simbólico.
Y frente al reclamo ciudadano más insistente, el de los baches, anunció que al cierre del año se habrán tapado hasta 200 mil, una cifra que da cuenta del tamaño del rezago que encontró.
Chedraui buscó dejar claro que su prioridad es la gestión, no la promoción.
Ese punto fue reforzado por el propio gobernador Alejandro Armenta, quien subrayó que la colaboración institucional con el Ayuntamiento ha permitido recuperar “la armonía perdida entre las instituciones estatales y municipales”.
El momento político no pasó desapercibido.
En el escenario, Chedraui fue arropado por todas las corrientes, incluso por quienes antes veían en él un competidor más que un aliado.
“No son tiempos electorales”, fue la premisa.
Y aunque todos saben que los tiempos políticos ya corren, la frase sirvió para marcar distancia de la confrontación y apostar por la gobernabilidad.
El alcalde capitalino busca consolidar su figura como gestor, no como candidato; como operador de unidad, no de campaña.
Puebla vive una etapa de sincronía política poco común. La presidenta Claudia Sheinbaum, el gobernador Alejandro Armenta y el alcalde Pepe Chedraui comparten discurso, objetivos y narrativa.
Si esa armonía se traduce en resultados, la capital podría dejar atrás los años de pleito institucional que tanto la frenaron.
El reto ahora será sostener el ritmo y mantener la línea entre servir y promoverse.
Por ahora, el mensaje de Chedraui suena más a gestión que a campaña.
Ya llegarán otras épocas.
Tiempo al tiempo.
