martes, septiembre 9, 2025

BUAP: La última curva

Todo apunta a que Lilia Cedillo Ramírez, actual rectora, refrendará su cargo con una ventaja considerable sobre sus dos contrincantes, César Ricardo Cansino Ortiz y Ricardo Paredes Solorio.

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) vive su semana más importante del 2025.

En solo unos días se conocerá a la persona que encabezará la Rectoría por los próximos cuatro años.

Este lunes terminan las campañas; el miércoles 10 de septiembre será la jornada de votación; el viernes 12 se validarán los resultados y el 4 de octubre la nueva autoridad rendirá protesta.

Todo apunta a que Lilia Cedillo Ramírez, actual rectora, refrendará su cargo con una ventaja considerable sobre sus dos contrincantes, César Ricardo Cansino Ortiz y Ricardo Paredes Solorio.

El escenario parece claro.

Cedillo llega fortalecida tras superar la crisis del paro estudiantil de marzo, cuando eligió la ruta del diálogo en lugar del desgaste político.

Esa experiencia le dio un respaldo que ahora se refleja en las facultades, institutos y áreas administrativas.

La mayoría de las unidades académicas la ven como garantía de estabilidad.

Y en una universidad con más de 120 mil estudiantes, la estabilidad no es un lujo, es una necesidad.

En contraste, Cansino intenta irrumpir con un perfil académico brillante, decenas de libros y un largo historial en el análisis político.

Pero ahora también ya amenaza a periodistas con demandas.

Mal de entrada.

En tanto, lo que importa, su propuesta no termina de aterrizar en la comunidad, porque se percibe más como un discurso desde la cátedra que como un proyecto de gestión universitaria.

La crítica recurrente es que, a pesar de su trayectoria, carece de una estructura que le permita disputar con seriedad la elección.

Por su parte, Ricardo Paredes representa a un pequeño sector de la administración universitaria.

Su discurso de eficiencia, certificación e internacionalización puede ser atractivo en los papeles, pero ha pesado el señalamiento de que su candidatura no despierta entusiasmo fuera de su propia facultad.

En otras palabras, se le ve como un proyecto local, sin el alcance necesario para competir por la Rectoría.

El miércoles se abrirán las urnas para que académicos, estudiantes y trabajadores decidan de manera libre, directa y secreta.

El viernes, el Consejo Universitario validará el resultado y marcará el inicio de la transición hacia el nuevo periodo que arranca formalmente en octubre.

Son apenas tres días que sintetizan meses de trabajo, tensiones y expectativas.

Lo que está en juego no es menor.

Tras el paro estudiantil, la BUAP necesita reforzar su cohesión interna y evitar que el ruido político externo fragmente a la institución. Cedillo supo capitalizar ese momento, proyectando liderazgo en tiempos de crisis.

A sus adversarios, en cambio, les ha costado demostrar que pueden ir más allá de diagnósticos o promesas administrativas.

En esta semana se decidirá si la universidad refrenda la ruta de continuidad con una figura que ya demostró control en circunstancias adversas, o si apuesta por un cambio que hoy se percibe más como un intento que como una posibilidad real.

El resultado, a todas luces, parece inclinarse hacia lo primero.

Tiempo al tiempo.

Jorge Castillo
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