“El camino espiritual es, en cierto modo, no tanto un viaje como una afinación gradual del alma para la presencia del Espíritu, una reconciliación gradual entre lo natural y lo sobrenatural, entre las aguas inferiores y las aguas superiores, entre la mente y el intelecto, entre Moisés y al-Khidr.”
Símbolo y Arquetipo. Estudio y significado de la existencia” de Martin Lings.
I
José J. Olañeta, Editor es una editorial independiente de España que abreva una interesante bibliografía sobre temas medievales, místicos, esotéricos, religiosos y espirituales.
Es una de esas editoriales que se nota ha mantenido un cuidado muy claro sobre qué se va a publicar y bajo qué colección.
Mandala, Medievalia, Padma, Sophia Perennis son las colecciones que reúnen los títulos más interesantes.
Dentro de la colección Sophia Perennis se encuentra Símbolo y Arquetipo. Estudio del significado de la existencia de Martin Lings.
II
Pero ¿quién fue Martin Lings[1]?
Martin Lings, cuyo nombre espiritual era Abû Bakr Sirâj ad-Dîn, fue un destacado escritor, erudito y filósofo inglés que dejó una profunda huella en la espiritualidad y la literatura.
Nació en 1909 en Burnage, Manchester, en el seno de una familia protestante, su vida académica lo llevó a la Universidad de Oxford, donde no solo destacó como estudiante, sino también como amigo cercano de la renombrada figura literaria, C.S. Lewis. Pero el momento más significativo de su vida ocurrió cuando descubrió los escritos de René Guénon -un influyente metafísico francés convertido al islam-, y los de Frithjof Schuon -una autoridad espiritual alemana y perennialista. Este encuentro intelectual lo llevó a abrazar el Islam y unirse a la rama de la tariqa alawiyya dirigida por Schuon, marcando un cambio fundamental en su vida.
Su obra más célebre fue la biografía de Muhammad titulada Muhammad: una biografía basada en las fuentes más antiguas, publicada en 1983. Este libro recibió elogios tanto en el mundo musulmán como a nivel internacional y le valió reconocimientos de los gobiernos de Pakistán y Egipto. Además de su trabajo en el campo del sufismo, fue un destacado estudioso de Shakespeare. Contribuyó a la erudición sobre Shakespeare al señalar los significados esotéricos profundos presentes en las obras del famoso dramaturgo y la espiritualidad que impregnaba su trabajo.
La editorial José J. Olañeta, Editor ha publicado los siguientes libros escritor por Martin Lings:
- ¿Qué es el sufismo?
- Creencias antiguas y supersticiones modernas.
- El libro de la certeza. La doctrina sufí de la fe, la visión y la gnosis.
- El secreto de Shakespeare.
- La hora undécima. La crisis espiritual del mundo moderno a la luz de la tradición y la profecía.
- Un santo sufí del siglo xx. El Sayj Ahmad Al-Alawi.

III
A lo largo de 145 páginas, Lings entrega al lector un interesante ensayo sobre la generación y evolución jerárquica del símbolo (de lo más alto a lo más bajo). Para ello, busca que el lector entienda las relaciones que el simbolismo guarda con: la Divinidad, la jerarquía del universo, la función del hombre: sus facultades y cualidades, las condiciones a las que está sujeto, los objetos naturales que lo rodean, sus obras de arte y sus fines últimos; todo esto en relación con dos religiones en específico: cristianismo e islam.
En el primer capítulo, Lings explica que es el simbolismo y parte desde una gran verdad que irá desarrollando a lo largo de éste:
“…el universo y su contenido fueron creados para dar a conocer al Creador, y dar a conocer lo bueno es alabarlo; la manera de darlo a conocer es reflejarlo o dibujar su sombra, y un símbolo es el reflejo o sombra de una realidad superior (…).
El hombre mismo tal como fue creado -el Hombre Verdadero, como lo llaman los taoístas- es el más grande de los símbolos terrenales. La doctrina universal de que fue hecho a imagen de Dios (Génesis, 1:27) apunta a esa preeminencia: el hombre es el símbolo de la suma de todos los atributos, es decir, de la Naturaleza divina en su Totalidad, la Esencia, mientras que las criaturas animadas e inanimadas de la naturaleza a su alrededor reflejan sólo un aspecto, o algunos aspectos de aquella Naturaleza. Tomados juntos, todos estos símbolos constituyen el gran mundo exterior, el macrocosmo, cuyo centro es el hombre, como representante de Dios en la tierra; y ese centro mismo es un mundo pequeño, un microcosmo, análogo punto por punto al macrocosmo, que constituye, como él, una imagen total del Arquetipo”.
En el segundo capítulo, explica los grados o mundos jerárquicos para entender la existencia universal:
- Absoluto: más allá de la existencia y el Ser.
- Absoluto relativo: el Dios personal, el Creador de Quien procede toda criatura, toda existencia.
- La polarización de toda la existencia en Cielo y tierra, o Espíritu y Alma.
- La división entre alma y cuerpo, entre el mundo psíquico y el mundo material.
En esta escala se desarrolla una serie de arquetipos, uno sobre otro, hasta llegar al Arquetipo supremo en la Esencia divina.
Si en el anterior hablamos de una especie de juego donde un arquetipo parece reflejar al otro; en el tercer capítulo explica cómo funciona todo, y a partir de explicación desarrollará toda la idea:
“…este Arquetipo se refleja en la unidad que toda cosa posee en sí misma; por otro lado, lo Uno tiene el aspecto exclusivo de Unicidad, que imprime la condición de única a cada una de Sus manifestaciones, de modo que es imposible que dos cosas puedan ser idénticas, por más semejantes que sean. De la misma manera, ninguna de las dualidades tratadas en el presente capítulo escapan a lo Uno, pues la noción misma de «par» implica complementariedad, que es una condición y una anticipación de la unión”.
En el cuarto capítulo, Lings habla sobre la importancia de las tríadas en los mundos simbólicos; para ello confronta la tríada primaria del color (rojo, azul y amarillo) con la tríada cristiana (Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo) y la tríada hindú (Sat-Chit-Ananda: Ser-Consciencia-Beatitud).
En el quinto capítulo, cómo funciona y qué es lo que él llama: “arquetipos del homenaje devocional”, mucho de lo que otros conocemos como dogmas de fe.
El sexto capítulo lo dedica a explicar cómo el Arte es el lenguaje de los dioses y toma como punto de partida unas afirmaciones de Frithjof Schuon:
“El hombre, por su teomorfismo, es obra de arte y artista a la vez: obra de arte porque es «imagen», y artista porque esa imagen es la del Artista divino (…). Dios, según el lenguaje masónico, es el «Gran Arquitecto del Universo», pero también es pintor, escultor, músico y poeta; según cierto simbolismo hindú, crea y destruye los mundos «danzando».”
El séptimo capítulo lo dedica a explicar al Agua como un símbolo muy relevante, sobre todo, en el Corán: Purificación, Misericordia y Dadora de vida.
En el octavo capítulo explica el simbolismo que esconden las canciones lituanas.
El noveno capítulo habla sobre el simbolismo que guardan los números y la relación que puede guardar con los pecados capitales, me llama la atención la correspondencia numeralia:
- Uno: El Creador.
- Dos: Espíritu.
- Tres: Cielo.
- Cuatro: Tierra.
- Cinco: Hombre (la quintaesencia en el medio de los cuatro elementos, cuatro puntos cardinales y cuatro estaciones del año).
- Sexto: El Hombre Primordial (Referencia a que el hombre fue creado en el sexto día.
- Siete: Reposo en el Centro Divino. Finalidad y Perfección absolutas.
En el décimo capítulo, Lings desarrolla como la Mezquita y la Catedral simbolizan estaciones de la sabiduría espiritual.
El onceavo y último capítulo explica cómo el sentido del gusto está presente en las escrituras religiosas como un símbolo y recurre a un rito central del sufismo para explicar el punto con base en el siguiente cuaternario:
- No se puede servir si no se tiene bebida (Ism-Nombre: Elemento divino).
- No se puede servir si no se tiene copa (Qalb-Corazón: Lugar humano y divino).
- No se puede servir sin hacer un movimiento (Dhikr-Invocación: Acto humano y Divino).
- No se puede servir a menos que la copa esté vacía (Faqr-Pobreza: Vacío humano).
IV
En momentos donde todos contra todos, de posverdades y falsas noticias, de ideologías contra ideologías, es necesario regresar a las raíces de la humanidad y el sentido del por qué y para qué estamos en este plano terrenal.
Martin Lings dedicó su vida a los estudios islámicos y al sufismo.
Y en este libro logra explicar con gran lucidez los símbolos principales del Islam -retratados en El Corán– y hace un paralelismo con escenas de La Biblia; lo que nos ayuda a comprender que, después de todo, no somos tan distintos como creemos.
Comprender el significado y la operación de un símbolo es conocer al hombre mismo.
Y este es un gran libro para iniciarse en el camino del autoconocimiento a través de la espiritualidad.
[1] https://lauheditorial.com/blog/martin-lings/?srsltid=AfmBOoqXEXLy1-pYgt2vQ3B044BZ6P59HczL5Cm5iPaJGq6gJcIxYLam

Fredo Godínez
Gestor cultural, poeta y tarotista. Lector empedernido y apasionado por el Esoterismo y el mundo simbólico. Reseñista de libros, teatro y exposiciones de arte.
Lleva más de 10 años opinando sobre políticas culturales.