martes, septiembre 9, 2025

De huevos buapachosos y cosas peores

En lugar de debates de ideas, hubo huevos volando contra la rectora y candidata Lilia Cedillo y documentos en mano exhibiendo a César Cansino por quedarse con una revista que no era suya.

Las campañas en la BUAP cerraron con escenas inéditas, y no precisamente académicas.

En lugar de debates de ideas, hubo huevos volando contra la rectora y candidata Lilia Cedillo y documentos en mano exhibiendo a César Cansino por quedarse con una revista que no era suya.

Dos episodios que retratan, sin maquillaje, a quienes se dicen universitarios pero actúan como lo peor de la política callejera.

Los pocos huevos

La imagen habla sola: un grupo de unos quince sujetos, enviados de quién sabe dónde —aunque todos apuntan a los mismos de siempre,, al exrector Alfonso Esparza y el porro Javier Zepeda Memije—, bloquearon el paso del vehículo de Lilia Cedillo a la salida del Carolino.

Huevos, bebidas, gritos y empujones para empañar el último día de campaña.

¿Protesta estudiantil?

Para nada.

Fue provocación pura y llana.

La vieja estrategia de quienes, al no tener votos, recurren a la violencia. Si no pueden convencer, entonces intentan amedrentar.

El ataque no pasó a mayores gracias a seguridad y simpatizantes, pero el mensaje quedó claro: su “proyecto” no es académico, es pendenciero.

Y lo peor: exhiben la desesperación de quienes añoran regresar al poder universitario como si fuera una herencia familiar.

Nunca antes una rectora o rector en funciones había sido agredida en campaña.

Ese será el legado de los provocadores: pasar a la historia, no por sus ideas, sino por sus huevazos.

Cansino el gandalla

Y mientras unos recurrían al huevo, otros se enredaban en el papel. Ricardo Paredes acusó a César Cansino de apropiarse indebidamente de la revista Metapolítica, adquirida en 2012 por la BUAP con recursos universitarios.

Un delito a todas luces.

La acusación es grave.

Primero, la universidad pagó por la publicación.

Después, ya como director de Fomento Editorial, Cansino la inscribió a su nombre en el Indautor.

Un patrimonio universitario transformado en propiedad privada.

No es un chisme, son documentos oficiales.

Ricardo Paredes lo denunció con papeles en mano, en plena sesión del Consejo Universitario.

Ahora cabe la duda, si Cansino ya anunció que demandará a un periodista por difamación, ¿también se atreverá a demandar a Paredes, que lo señaló con pruebas, frente a consejeros?

¿O demandará al Indautor, que lo tiene registrado?

Difícil esconder la verdad cuando los papeles son públicos.

El problema para Cansino no es un pleito de egos, es simple: ¿se puede usar dinero universitario para después apropiarse de un bien como si fuera propio?

Si la respuesta es “sí”, entonces estamos ante un caso de corrupción de manual.

El verdadero cierre

La comunidad universitaria decidirá en las urnas este miércoles, pero el saldo ya está escrito.

Unos quedarán como golpeadores baratos

Otros como oportunistas que privatizan lo que es público.

Y esa, al final, es la peor derrota.

Tiempo al tiempo.

Jorge Castillo
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