domingo, octubre 5, 2025

Lucífer, Lucífer: la genealogía y evolución de un símbolo

A lo largo de 240 páginas, Salvador Hurtado le regala al lector un asombroso libro cuyo fin es ayudarle a comprender el origen de un símbolo que ha ido evolucionando a lo largo de la Historia de la Humanidad y al que se le han cargado un sinfín de connotaciones.

Si los cielos, despojados de su noble impronta, pudieran dejar siempre de dar fe de su existencia, si Dios no existiera, habría que inventarlo.

Voltaire.

En su extrema arrogancia, el hombre creó a Dios a su imagen y semejanza.

Friedrich Nietzsche

I

Cuando uno pasa por un sistema de educación católica, contado es el caso donde se te enseñe a cuestionar el dogma o la creencia misma.

Casi siempre se opta por invitar a creer a ciegas, sin cuestionar.

Como si el mundo fuera una escala de blanco y negro, luz y sombra; y donde la segunda opción siempre es sinónimo de maldad.

Y en un mundo tan simbólico, casi siempre, nos quedamos con una parte del significado, pero olvidamos el resto y pocas veces nos preocupamos por averiguar el origen de cada símbolo que hemos recibido desde la infancia.

II

Cuando una persona se adentra en los estudios esotéricos, logra comprender que no podría existir la luz sin la oscuridad; lo bueno se necesita también de lo malo; el mundo es una escala de colores; la duda es la madre de la sabiduría y no existe el absolutismo.

Y, probablemente, la enseñanza más importante del camino espiritual consiste en aprender a integrar en una sola unidad a la luz y sombra que conforma a cada ser humano.

Una especie de deconstrucción para evolucionar a un nuevo mundo apartado de dogmatismos y con una renovada capacidad para reaprender el mundo.

III

Bajo este tipo de premisas ­­­­­—pienso y ­­­­­creo— se encuentra el libro de Salvador Hurtado: Lucifer, Lucifer (Almuzara, 2024).

Salvador Hurtado es autor de la novela El Sabbath del Lobo (2012). Ha obtenido el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo en 2008 y el Premio Iberoamericano Juana Santacruz del Ateneo Español en 2009. Fue seleccionado para la Primera Semana de Novela Negra de la Biblioteca Rosario Castellanos. Y se dedica a impartir conferencias en lugares como el Seminario Internacional de Estudios del Discurso Forense (UNAM), el Centro Internacional de Estudios Superiores (CIES), la Academia Mexicana de Pediatría, el Departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana (UIA) o la Academia Mexicana de Psiquiatría. Ha escrito libros de ensayos de semiótica, teología y religiones comparadas.

IV

A lo largo de 240 páginas, Salvador Hurtado le regala al lector un asombroso libro cuyo fin es ayudarle a comprender el origen de un símbolo que ha ido evolucionando a lo largo de la Historia de la Humanidad y al que se le han cargado un sinfín de connotaciones.

Para ello, el autor decide ir a principio de todo: las raíces etimológicas de dos palabras: Diablo y Demonio, recurriendo a la misma Biblia para explicar las diferencias.  

Posteriormente, hace todo un rastreo genealógico de la personificación del Diablo; de este mapeo enumeraré algunos datos que me parecen interesantes y ayudan a dar un panorama general del libro:

  • La base es el pensamiento abstracto del Bien y el Mal.
  • La Humanidad perdió su armonía con el “resto de la creación” al cobrar Conciencia, Conocimiento, diferenciación entre el Bien y el Mal, y en el mismo paquete: Luz y Sombra.
  • En las antiguas culturas:
    • El Bien/Mal era parte del mismo Dios, podría decirse: lluvia (estaba de buenas), inundación (de malas). Aquí nace la idea de ofrendar algo a Dios para que siempre esté de buenas.
    • El Sacerdote-Hombre Sabio-Chamán de la Tribu era el intermediario para lo bueno y lo malo.
    • No había división de la religión y lo sagrado. Aquí están las raíces de la Magia y no existían conceptos como Magia Negra o Blanca.
  • El Diablo o los Demonios se crearon para encasillar a las deidades de los pueblos conquistados y también como reapropiaciones y/o reinterpretaciones de los mitos de otras culturas.
  • La imagen del Diablo es probablemente una adaptación del Dios Pan: “figura de la mitología griega que en un principio fue una deidad pastoral de Arcadia. Se creía que vivía en las montañas y los bosques de Grecia y estaba considerado como el patrón de los pastores, de ahí que uno de sus atributos sea la albanega (lagobolon), una trampa para liebres. No tenía una forma totalmente humana, sino que tenía piernas de cabra y cuernos. Se lo asocia con la música y sus poderes mágicos y se le atribuye la invención de la siringa o zampoña, más conocida como la flauta de Pan[1].”
  • Los Asirios y Sumer-Arcadios probablemente fueron los primeros en practicar Magia y realizar Grimorios.
  • La primera idea del Diablo como ente arquetípico fue con los Babilonios, para ellos “el Monstruo” representaba todo lo que no podían combatir ni vencer: enfermedades, plagas, sequías, “muerte de cuna”, males mentales, y los representaban con la unión de varias partes de animales.
  • Los primeros cristianos (griegos y judíos) fusionaron sus antiguos dioses clásicos y los convirtieron en demonios cristianos. Ejemplo claro es: la iconografía de Satanás à Dios Pan, Dionisio y los Sátiros de Nerón à El Anticristo.

Otra parte interesante del libro es el capítulo dedicado al Diablo y la Magia. Aquí explica que muchos de los sacerdotes transcribieron muchos de los Grimorios que hasta la fecha conocemos, para comprenderlos y saber cómo acabar y/o alterar la creencia de la Magia. En este mismo apartado hace una interesante comparación entre oraciones utilizadas para los exorcismos y los conjuros rescatados por Eliphas Leví en su libro: Manual de la Alta Magia

Luego hay un par de capítulos más para comprender cuáles son los poderes que tiene el Diablo y contra los que la Humanidad debe luchar, y en el otro, aborda de forma breve y concisa las posesiones y exorcismos.

El libro termina con una gran reflexión proveniente de una respuesta que el padre Jorge Manzano (Sacerdote y Filósofo Jesuita) le dio ante la pregunta: ¿Pero entonces el diablo existe o no existe?:

“…en las ciencias especulativas no habían certezas definitivas, sino que existen niveles de aproximación a la verdad. Básicamente, las ideas pueden ser “ciertas” o “posibles”. Es decir que, con respecto a mi pregunta, ¿Existe el diablo? Diríamos que “Ciertamente” el concepto del diablo existe; existe como imagen, como símbolo, como representación, como concepto, como palabra, como personaje, etc. Pero ¿es el diablo parte inextricable del ser humano? Bien, ya que no podemos concebir al ser humano como otra cosa que una criatura ética, con una idea del “bien” y del “mal” y la libertad para elegir entre ambos; con una tentación hacia el egoísmo y una aspiración hacia el altruismo; con una conciencia de sí mismo ante el universo y ante la inevitabilidad de su propia muerte, y una aspiración a trascender a la misma, pues digamos que es “Probable” que la tención al mal y el gran tentador sean parte imprescindible de la experiencia humana”.

V

Lucífer, Lucífer de Salvador Hurtado, contiene una valiosa investigación documental que se nutrió de las tradiciones mágicas, tradiciones populares, Historia de los Grimorios, simbología satánica en el Arte, pasando por los Evangelios, la literatura fáustica, el Heavy Metal y los videojuegos.

De igual forma, ayudará al lector a comprender la genealogía y evolución de un símbolo, sino a entender las culturas de las que se enriqueció y que, probablemente, sea un ente creado para darle sentido a la reconfiguración del mundo: siempre hay un bueno que enaltecer y un malo que combatir.

Una reconfiguración que conllevó que el catolicismo-cristianismo-judaísmo se reapropiaran y resimbolizaran tanto a los antiguos dioses como a las creencias y prácticas que poseían las antiguas culturas.


[1] “Pan”. Enciclopedia de la Historia del Mundo, www.worldhistory.org/trans/es/1-11290/pan. Accedido el 4 de octubre de 2025.

Fredo Godínez
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Gestor cultural, poeta y tarotista. Lector empedernido y apasionado por el Esoterismo y el mundo simbólico. Reseñista de libros, teatro y exposiciones de arte.
Lleva más de 10 años opinando sobre políticas culturales.

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