martes, mayo 20, 2025

¿Y el SOAPAP?

Desde la concesión a Agua de Puebla en 2014, este organismo pasó de ser operador a mero espectador, sin capacidad de control real sobre lo que hace —o deja de hacer— la empresa privada.

Otra vez, el infierno blanco del Atoyac.

La espuma tóxica brota como un síntoma visible del fracaso de una política hídrica que ha privilegiado el negocio sobre el derecho humano al agua.

Un nuevo video que circuló en redes sociales, difundido por la Defensa Colectiva del Agua en Puebla.

No es nuevo en contenido, pero sí en desesperación.

Once años de cobros por “saneamiento” y el río sigue apestando a corrupción e indolencia.

El fin de semana el gobernador Alejandro Armenta, anunció que se nombrará un comisionado del agua para verificar zonas con desabasto.

¿Entonces el SOAPAP?

¿No era su función operar, regular y vigilar el servicio?

¿Y Gustavo Gaytán, su director, qué estuvo haciendo todos estos años?

El SOAPAP, que en teoría debería ser el rector del sistema de agua potable y saneamiento, se ha limitado a ser un buzón de quejas, además de un firmante de convenios.

Desde la concesión a Agua de Puebla en 2014, este organismo pasó de ser operador a mero espectador, sin capacidad de control real sobre lo que hace —o deja de hacer— la empresa privada.

Es cierto, la ciudad vive una emergencia hídrica.

Las juntas auxiliares, colonias populares y municipios conurbados llevan en algunos casos, hasta semanas sin agua.

No olvidemos que Agua de Puebla ha recaudado más de mil 200 millones de pesos por concepto de saneamiento en los últimos años, según estimaciones de la Auditoría Superior del Estado.

Y el Atoyac sigue igual o peor.

Las espumas tóxicas, como las del video, no solo contaminan el agua; contaminan también la credibilidad del sistema.

El Atoyac vuelve a rugir con espuma tóxica.

Esa alfombra blanquecina que flota sobre el cauce no es solo un contaminante, es una afrenta al discurso oficial, un recordatorio de que las promesas de saneamiento, vendidas como grandes logros desde 2014, quedaron enterradas bajo capas de simulación institucional.

¿Quién ha obligado a Agua de Puebla a rendir cuentas sobre los niveles de tratamiento?

¿Por qué SOAPAP, siendo la autoridad responsable, permite que cada temporada regrese la espuma, las descargas ilegales y la negligencia ambiental?

Lo cierto es que el SOAPAP ha sido omiso, y su actual director, Gustavo Gaytán, ha guardado un silencio cómplice frente al deterioro del afluente más emblemático de la región.

Ahora Armenta ha tomado el problema en sus manos.

“Yo espero que Agua de Puebla nombre ya al comisionado. Va a haber un comisionado que se encargue de verificar dónde no hay agua y dónde hay que llevar el agua”, dijo.

Tiempo al tiempo.

Jorge Castillo
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