Da la impresión de que José Chedraui Budib, el alcalde electo de Puebla capital, solamente usó en campaña el membrete y enarboló los principios de la Cuarta Transformación (4T) por un pragmatismo electorero, pero sin coincidir con el proyecto lopezobradorista y de Claudia Sheinbaum Pardo.
Algunos de los nombramientos que anunció del gabinete que lo acompañará en la administración municipal son, de sí, la negación misma del pensamiento humanista mexicano y del esfuerzo de continuidad del proyecto y de los postulados de Andrés Manuel López Obrador.
No se puede generalizar, pues hay hombres y mujeres con experiencia y credenciales de honestidad en la alineación que anunció Chedraui, aunque también hay personajes que son la antítesis más clara de la esencia de la izquierda mexicana, que la Presidenta de la República y el gobernador electo, Alejandro Armenta, han tenido el cuidado de enfatizar en sus proyectos y equipos.
No es fácil entender la visión del también empresario, porque además el estado de Puebla, con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, es reconocido con una firme convicción lopezobradorista y el mandatario poblano es particularmente considerado como uno de los más destacados de la 4T nacional.
En la entidad que dio 2 millones de votos a Sheinbaum, quien desde este 1 de octubre es la presidenta constitucional, la próxima administración de Chedraui aparece como el lunar negativo, por algunos perfiles morenovallistas que colocó en posiciones clave y de decisión.
No solamente se trata de nombrar a personas, aduciendo que se les tiene confianza personal, sino que, al ser un representante de la 4T, al menos José Chedraui Budib lo fue en las elecciones, se pone en manos de perfiles antagónicos el proyecto de lo que la Presidenta y el gobernador electo han defendido como el Segundo Piso de la Transformación.
Hace unos meses, cuando recibió su constancia de triunfo, Chedraui ofreció una declaración muy desconcertante, al decir que se acabaron “los colores” y dejó la sensación de que su administración no repararía en ideologías, a pesar de que consiguió el triunfo en las urnas, porque la mayoría de los poblanos capitalinos respaldó el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador y la entonces candidata Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin embargo, ahora su gabinete pareciera que sí tiene un color muy específico y está cromática e ideológicamente muy alejado del proyecto de nación de la 4T.
Las incómodas analogías nos llevan a la referencia de la senadora María Lilly del Carmen Téllez García, más conocida como Lilly Téllez, quien en 2018 compitió por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y ganó con contundencia, impulsada por la popularidad de López Obrador.
Sin embargo, a los pocos días de rendir protesta a su escaño, se quitó el disfraz de la izquierda, para exhibirse como una ultraderechista y una rabiosa detractora del lopezobradorismo.
A la sonorense, más de una vez, la han llamado “traidora”.
En el caso de Chedraui, no se trata del Senado, sino de la alcaldía de la cuarta ciudad más importante del país.
No se trata de él, pero sí de algunos de los colaboradores que anunció.
Se trata de la ausencia de la ideología que lo llevó al triunfo.
Se trata de ser congruente.