Una foto que este martes a las 19:00 horas, subió a su cuenta de X (antes Twitter) el líder sindical del Ayuntamiento de Puebla, Gonzalo Juárez Méndez, y un texto periodístico que apareció horas después, del columnista Rodolfo Ruiz Rodríguez, debe alertarnos sobre la relación que se establece entre la función pública genuina y las desmedidas lisonjas en medios, en paralelo con ataques rabiosos en los mismos medios y con las mismas firmas.
Aquí nadie se asusta, pero cuando es tan evidente el conflicto de intereses, al menos el caso debería llevarnos a la reflexión de la legitimidad de las “opiniones”.
Vamos por partes: en la foto que subió, el dirigente gremial está en una reunión con el alcalde capitalino José Chedraui Budib.
Aparecen seis personas. Entre ellas está Mónica Arroyo Soriano quien, de acuerdo con fuentes confiables, recientemente fue nombrada magistrada representante del Ayuntamiento ante el Tribunal de Conciliación y Arbitraje.
La funcionaria, sin duda tiene las credenciales de capacidad, capacitación y experiencia para esa posición. No hay ninguna duda.
La sospecha sobre un claro conflicto de interés no lo genera ella, ni el ayuntamiento con su nombramiento. No.
La duda sobre si hay una anomalía, la genera su esposo, Rodolfo Ruiz Rodríguez, autor de la columna La Corte de los Milagros, que se publica en el portal e-consulta y otros medios.
El periodismo es también un asusto de interés público y, hay casos loables, de periodistas que se han excusado de opinar sobre algún tema o, incluso, tienen el cuidado de publicar al final de sus textos de opinión, el conflicto de intereses que se está generando. El caso más reciente que recuerdo es de Raymundo Riva Palacio, quien lo hizo en plena conciencia y honestidad.
Ahora bien, también este martes, por la noche, aparece un texto en el que Ruiz Rodríguez se lanza con todo contra el próximo gobierno estatal y pone en duda su objetividad en la relación con la administración municipal que recién rindió protesta.
Una relación que, por cierto, no ha comenzado, porque será hasta el próximo 14 de diciembre, cuando el gobierno estatal entrante tome las riendas de la administración pública estatal.
Hay todo un menú de despropósitos en los dichos de Ruiz, quien de paso hay que decir, se ha dedicado a golpear a funcionarios que formarán parte del gabinete que llegará, en algunos casos, porque sin cita, quiso dialogar con ellos en sus oficinas, sin aviso previo; por supuesto, su deseo no fue concedido.
En un texto que tituló “Pepe Chedraui, los retos y riesgos que corre la 4T si se le regatean apoyos”, dice textualmente o entre líneas:
1. Que José Chedraui ganó solamente por sus “relaciones, cualidades, habilidades y talentos…”
2. Que, si Morena no hubiera elegido a Chedraui, quién sabe si hubiera “logrado recuperar el Ayuntamiento”.
3. “… que no se entiende la ausencia de los dirigentes nacionales de Morena…”, en la ceremonia de rendición de protesta del nuevo alcalde.
4. Reprocha que “no se haya anunciado alguna obra o programa de alto impacto en conjunto con el gobierno de Alejandro Armenta”.
5. Dice que el presupuesto anual del Ayuntamiento es insuficiente y lo compara con el presupuesto del gobierno del estado. Una desmesura radical (valga la redundancia).
6. Se va también contra la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y advierte, con tono de chantaje moral y amenaza política, que si ella y Alejandro Armenta no apoyan al nuevo alcalde “bajándole recursos… y aprovechan las relaciones y cualidades de Pepe Chedraui”, Morena puede perder en el 2027.
7. Que ciertos liderazgos de Morena y cuadros cercanos a Alejandro Armenta están con la “tonta idea” de que apoyar a Pepe es “apuntalarlo” para la gubernatura.
Hasta aquí las referencias.
No está mal que, como en muchos otros casos, Ruiz se erija como vocero de gobernantes y lance amenazas y advertencias.
Tampoco está mal que, desde su pluma y sus opiniones viscerales, eche porras a quien quiera.
Aquí el problema es que perjudica al presidente municipal de Puebla capital, al mostrarse como su voz.
Y, muy importante, da la impresión de que su favoritismo y desmesuradas lisonjas tienen como resorte el cargo de su esposa.
¿Se puede tomar en serio a un opinador así?
¿Es amanuense o está desinformado o simplemente es imprudente?
Vaya duda.