“En el ser humano ordinario esta vida [los sueños] en el mundo espiritual permanece inconsciente. El ocultista toma conciencia de ella, y esto hacer que se transforme su existencia.”
La iniciación de Rudolf Steiner.
Prefacio
En años recientes, nació en mí la necesidad de religarme con algo más que una simple creencia dogmática, había un vacío del que era consciente sin comprender el fondo de éste.
Conforme avanzaron las lecturas y llegaron nuevas amistades a mi vida, viejos pasos cobraron sentido: que en una lectura de Tarot -en mis tempranos años de la Universidad- me dijeran que Jofiel era mi Arcángel; la recomendación de Pedro Ángel Palou por la obra poética-simbólica de Juan Eduardo Cirlot y la necesidad de entender/estudiar y comprender el Tarot. En seguida, vinieron las lecturas especializadas en temas esotéricos, místicos y simbólicos que terminaron de unir los huecos. Poco a poco, como resulta ser el Sendero Iniciático, los símbolos se fueron develando y la vida ha ido cobrando fondo y sentido.
Este dialoga con estas búsquedas que, al mismo tiempo, son necesidades.
La imagen de este portal es Hermes (Mercurio):
“Representa el poder de la palabra, el emblema del verbo, para los gnósticos el logos spermatikos esparcido en todo el universo, sentido éste que recoge la alquimia que identifica a Mercurio con la misma idea de la fluencia y transformación. Tiene asimismo la condición de un dios de los caminos (posibilidades). La astrología lo define como «energía intelectual» (…). Probablemente fue la alquimia la que, con sus altas especulaciones, llevó más lejos el análisis del arquetipo de Mercurio (…), como el planeta Mercurio es el más cercano al sol (oro), el arquetipo resultante posee una doble naturaleza (dios ctónico y celeste, hermafrodita). El mercurio (metal) simboliza el inconsciente por su carácter fluido y dinámico, esencialmente dúplex, de un lado ser inferior, diablo o monstruo; de otro, «hijo de los filósofos». Por ello, la ilimitada capacidad de transformación que se le asigna deviene simbólica del anhelo esencial del alquimista, de transmutar la materia (y el espíritu), llevándolo de lo inferior a lo superior, de los transitorio a lo estable.”[1]
Thoth o Tot:
“era el antiguo guardián de los misterios egipcio. Era el dios de la luna, los textos sagrados, las matemáticas, las ciencias, la magia, el mensajero y el registrador de las deidades, el maestro del conocimiento y el patrón de los escribas.”[2]
El gran Walter Scott dice esto sobre Hermes Trismegisto:
“Los griegos, desde los tiempos de Heródoto o incluso antes, se habían acostumbrado a traducir como Hermes el nombre divino egipcio de Thoth. En época posterior distinguieron a este Hermes egipcio del muy diferente Hermes de Grecia, a base de añadir al nombre una traducción de un epíteto que era aplicado por los egipcios a su dios Thoth, y que significaba «muy grande»; y en lo sucesivo llamaron a este personaje (sea que lo consideraran como un dios, o como un hombre) Hermes Trismegisto.”[3]
Todo esto para explicar que me causa sentido El Mensajero de Puebla sea la casa de este nuevo proyecto: El Grimorio del Mago.
Los Grimorios son los libros que condesan los conjuros, rituales y creación de objetos mágicos de un Mago. Y Hermes Trismegisto simboliza la magia, el conocimiento esotérico.
En un mundo actual, leer cada vez se convierte en un acto de rebeldía y casi prohibido. La vida, actualmente, parece resumirse en 5 minutos de atención o menos y cuyo contenido sea ligero y poco exigente.
Dicho esto, pues, con palabras sencillas, sin lenguaje rebuscado, escribiré (leerá) reseñas sobre libros de temas místicos, espirituales, esotéricos y mágicos que representen un buen pretexto para desconectarse del ritmo frenético de la vida contemporánea.
I
A raíz de la pandemia, las librerías y las redes sociales comenzaron a llenarse de contenido y recomendaciones que abordan temas complejos como lo son el esoterismo, la espiritualidad y la magia ritual. Todo esto contenido en una sola bolsa: lo holístico.
De pronto, hacer yoga, leer el tarot, utilizar cuarzos, decretar, hacer conjuros y Aleister Crowley comenzaron a ser tendencia.
II
El mundo editorial no es ajeno a esto.
Siruela, Atalanta, José J. De Olañeta y Valdemar se han caracterizado por tocar estos temas desde una perspectiva literaria, histórica, antropológica y/o religiosa.
Ediciones Obelisco, Editorial Kairós, Editorial Sirio y EDAF también se han caracterizado por abordar estos temas a profundidad.
Por supuesto que en México, todas estas editoriales se consiguen -casi en cualquier librería- pero no siempre con costos al alcance de todos los bolsillos.
Por ello, me parece muy bueno destacar la labor que está realizando la Editorial Lectorum a través de su, muy reciente, sello: Prana; pues está comenzando a acercar al mercado mexicano contenidos muy específicos a un costo muy accesible; como es el caso del libro con el que inauguró este espacio: La iniciación (Cómo adquirir el conocimiento de los mundos superiores) de Rudolf Steiner.
III
Rudolf Steiner “afirmó tener visiones clarividentes, como visitas de familiares fallecidos. Estas experiencias influyeron significativamente en sus filosofías posteriores, que invocaban un mundo espiritual invisible, pero real y accesible”[4] Simpatizante de Goethe y Nietzsche, fue reconocido por ser el fundador del Movimiento Teosófico: ” un movimiento esotérico y ocultista de finales del siglo XIX que involucraba la evolución panteísta y la reencarnación que también alimentó sus creencias.”[5] Y también es creador de un concepto denominado: Antroposofía: “Se centra en la idea de que existe un mundo espiritual perceptible para la humanidad a través de una consciencia mejorada y un pensamiento independiente”[6] . Nació 25 de febrero de 1861 en Kraljevec, actual Croacia y murió el 30 de marzo de 1925, Suiza.

IV
En 202 páginas -traducidas por Benito Romero– podrá adentrarse en las bases de sus filosofías y entender qué significa para él: la Iniciación al conocimiento ocultista/esotérico.
Este libro es una especie de guía, pero también de advertencia sobre lo que podría pasar si acceder a este camino sin el conocimiento adecuado o si lo prácticas y/o abandonas a la mitad del camino.
Para Steiner el Sendero o Trabajo Ocultista tiene tres grados:
- La preparación: Un entrenamiento muy particular de la vida de los sentimientos y pensamientos. Éste dota al “cuerpo” del alma, y al “cuerpo” del espíritu de instrumentos, es decir, de sentidos y de órganos de actividad de naturaleza superior.
- La iluminación: Es el resultado de ejercicios preparatorios muy sencillos. En este caso también se trata de apelar a determinados pensamientos y sentimientos que dormitan en el ser humano, en esta latente, y deben ser despertados.
- La iniciación: Es el grado supremo de una disciplina oculta respecto de la cual se pueden dar, en un libro, indicaciones que todavía serían accesibles a todos. Lo que se podría decir acerca de los grados que están más allá de la iniciación apenas sería comprensible.
Otra cosa digna de señalar es que el Iniciado -para poder acceder a los Misterios Menores- debe pasar por una serie de pruebas: prueba de fuego; una vez librada podrá acceder al “sistema de escritura particular o Los signos de la escritura escondida”; luego será sometido a la segunda prueba: “prueba del agua” y la tercera prueba: “prueba del aire”. Libradas estas etapas o pruebas, el Iniciado podrá ingresar al “Templo de los Conocimientos Superiores” donde aprenderá a distinguir el significado de fondo entre: Juramento y Traición. Una vez librada estas etapas, el Iniciado probará dos bebidas: “bebida del olvido” y “bebida del recuerdo”; al probar estos brebajes el Iniciado estará listo para “hacerse uno”.
Estos procesos descritos por Steiner se asemejan a lo que la persona curiosa podrá encontrar en libros o en internet sobre las sociedades secretas y sus rituales de iniciación.
Steiner insiste mucho en que el Iniciado debe ser una persona muy disciplinada y comprometida con su proceso, que debe aprender a seguir paso a paso; pues sólo así podrá acceder a todos los conocimientos ocultistas.
Un Iniciado que se ha comprometido con el estudio, de forma paciente, será capaz de conectar los mundos: Físico, Espiritual, Etérico y Astral; también podrá desarrollar las clarividencia y clariaudencia; y vivirá eternamente conectado con la naturaleza.
Un Iniciado está obligado a aplicar sus conocimientos en el día a día no sólo para la constante mejora de su Ser sino del Mundo Entero.
Un Iniciado -afirma Steiner– entiende que su trabajo en mejorar y evolucionar internamente contribuye a la mejora del Universo, sin necesidad de que tenga que viajar o convivir con todo el Mundo; pues la Energía que emane se esparce por todo el Universo. Esto último conecta con lo que años después vendrían diciendo Jacobo Grinberg o José Silva (creador del Método Silva de meditación).
Aunque breve, el libro posee una profundidad y complejidad muy interesante. Empero, antes de leer a Steiner, quizá, les sugeriría buscarse lecturas sobre las Escuelas Iniciáticas o Mistéricas para tener un poco más de contexto y así puedan disfrutar la joya que representa este libro.
La Iniciación de Steiner -al menos en lo que pude verificar- es la primera publicación disponible en México con una traducción seria y una edición amena para el lector.
[1] Cirlot, Juan Eduardo. Diccionario de símbolos. España: Siruela, 2008. 310-311. Impreso.
[2] Museo egipcio Rosacruz. “Deidades en el Antiguo Egipto – Thot”. https://es.egyptianmuseum.org/deities-thoth
[3] Hermes Trismegisto. “Corpus Hermeticum y otros textos apócrifos”. España: EDAF, 2006.14. Impreso.
[4] Burack, Cristina. “Las escuelas Waldorf y el fundador de Weleda: ¿Quién fue Rudolf Steiner?”. 28 de Marzo de 2025. https://www.dw.com/en/who-was-waldorf-schools-founder-rudolf-steiner/a-71920999
[5] Ídem.
[6] Ídem.

Fredo Godínez
Gestor cultural, poeta y tarotista. Lector empedernido y apasionado por el Esoterismo y el mundo simbólico. Reseñista de libros, teatro y exposiciones de arte.
Lleva más de 10 años opinando sobre políticas culturales.