En Puebla el huachicoleo de agua no es una teoría.
Tiene rostro, ubicación, horarios y hasta rutas de reparto.
Mientras en el país se discutió la nueva Ley General de Aguas, vale la pena recordar que, Puebla podría ser perfectamente el laboratorio más completo del país.
En Puebla pululan los pozos ilegales.
Son perforaciones furtivas que todos saben, pero nadie ve.
Hay instalaciones ubicadas en plena ciudad, operando.
Un caso es el de la 28 de Octubre, que mantiene dos pozos clandestinos dentro de los mercados Morelos e Hidalgo.
Funcionan, abastecen, generan ganancias y forman parte de una economía paralela que no se ha querido desmantelar.
A eso se suma el ejército de piperos, esos camiones que cada día forman filas en distintos pozos, sobre todo al sur de la ciudad, para cargar miles de litros y distribuirlos como si fueran parte del sistema oficial.
No hay padrón, no hay supervisión, no hay límite.
Agua de Puebla, por ejemplo, administra unos 200 pozos que abastecen formalmente a la zona metropolitana.
Todo regulado, concesionado, supervisado.
Y luego están los gigantes.
Industrias como Volkswagen o Ternium, podrían estar operando hasta 80 pozos.
Supuestamente todo legal, con permisos federales y un nivel de extracción que compite con el de varios municipios del estado.
Supuestamente no son huachicoleros del agua, pero realmente nadie los supervisa constantemente.
Y así forman parte de ese desequilibrio silencioso que vuelve más complejo el panorama hidráulico.
Con este contexto, llega la nueva Ley General de Aguas.
Suena bien, pero la realidad es que la ley nace mirando hacia arriba —a los grandes concesionarios— y hacia abajo —al ciudadano común—, pero rara vez al centro, ese espacio donde opera la economía clandestina del agua, tan conocida como silenciosa.
Las preguntas surgen como¿de verdad van a ir por los pozos de organizaciones como la 28? ¿Van a regular el desorden de los piperos? ¿Van a vigilar la extracción real de quienes operan decenas de pozos industriales?
Porque la ley puede tener garras, pero la aplicación casi siempre termina siendo de dientes de leche.
Puebla ofrece una radiografía perfecta de lo que ocurre en México.
Ya se verá.
Tiempo al tiempo.
Sheinbaum y Armenta
La visita de Claudia Sheinbaum a Puebla para inaugurar el Hospital San Alejandro del IMSS dejó un mensaje político claro.
La reapertura, retrasada desde el sismo de 2017, fue presentada como un logro federal, pero también como una muestra de respaldo al gobierno de Alejandro Armenta.
Durante el acto, la presidenta destacó que su administración había cumplido con Puebla, mientras el gobernador subrayó la coordinación permanente con la Federación.
Más que una ceremonia, la presencia de Sheinbaum reforzó la idea de una alianza sólida que buscó proyectar eficacia, estabilidad y control político en el estado

