En San Miguel Xoxtla el agua escasea, pero sobran los intereses.
En tanto, el Cabildo aprobó la construcción de un nuevo pozo exclusivo para sus habitantes.
Una obra respaldada por el Gobierno del estado, con inversión de más de 16 millones de pesos, que promete garantizar agua limpia y suficiente para cientos de familias.
Hasta ahí, todo debería fluir con normalidad.
Pero no.
Apareció quien, sin vivir en el municipio, pretende decidir por quienes sí padecen la falta del vital líquido.
Se trata de José Pablo Pérez Cuautle, un trabajador de Volkswagen, quien en una mesa de trabajo en la Secretaría de Gobernación (Segob) advirtió que su grupo podría “actuar” para impedir los trabajos.
Así, sin más.
Oponerse a que un pueblo tenga agua.
Y no por razones técnicas, ecológicas o jurídicas, sino políticas.
José Pablo, junto a otros nombres conocidos en el expediente del conflicto, como los Bermúdez y los Marín, mantiene vínculos con la Organización 28 de Octubre, grupo con larga historia de agitación , presión y sed de poder y dinero en Puebla.
De hecho, se ha documentado que en su entorno hay personajes vinculados a procesos judiciales por daños y bloqueos carreteros.
Mientras los opositores se organizan en casas particulares y ensayan discursos de “defensa popular”, las máquinas avanzan en Xoxtla.
El pozo no será para ninguna industria, como maliciosamente se ha dicho, sino para uso doméstico, con línea de conducción y tanque elevado que beneficiará directamente a los vecinos.
Paradójicamente, quienes hoy gritan “¡no al pozo!” son los mismos que nunca levantaron la voz cuando el agua faltaba o llegaba sucia.
Los mismos que ahora quieren recuperar el control del cobro del servicio, abrir la puerta al chantaje y convertir el recurso en moneda política.
El Cabildo votó cinco a favor, tres en contra y una abstención.
Pero para algunos, cuando la decisión no les conviene, se vuelve “imposición”.
En Xoxtla, el agua hierve y también la vieja historia de quienes engañan liderazgo con sabotaje.
Hay quienes prefieren tener poder, antes que dejar que el pueblo tenga agua.
Sheinbaum calló bocas y enlodo zapatos
Un día antes, muchos la daban por ausente.
Que si coordinaba desde Palacio, que si “gobernaba por internet”.
Pero este domingo Claudia Sheinbaum llegó a Huauchinango y calló bocas.
A diferencia de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, que durante el huracán de Acapulco prefirió despachar desde el escritorio, ella sí salió a enlodarse los zapatos.
Caminó entre el lodo, escuchó a los damnificados y aseguró: “No vamos a dejar desamparado a nadie.
Acompañada por el gobernador Alejandro Armenta, quien estuvo en la zona desde el primer minuto entregando apoyos y coordinando la emergencia, recorrió colonias afectadas y anunció que desde este lunes Bienestar iniciará el censo para entregar apoyos directos.
Sin reflectores ni discursos llegó a ofrecer ayuda.
Ahora a la espera de aterrizar los apoyos, incluso hasta reparación de viviendas afectadas, entre otros.
Tiempo al tiempo.
